viernes, mayo 23, 2025

Un recorrido sensorial donde el pasado inspira al futuro

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La tercera edición federal de Casa FOA se palpita en la ex sede de la Academia Argüello, en la ciudad de Córdoba. Envuelta en el concepto “Patrimonio y Evolución”, se emplaza en un antiguo colegio de la ciudad para desplegar una narrativa espacial donde convergen la historia del lugar y la visión contemporánea del diseño, la arquitectura y el paisajismo.

“Hace tres años elegimos Córdoba como primer paso de nuestra expansión. Estuvimos en la zona sur y en el centro de la Ciudad. Elegimos la sede, que nos acercó la familia Maluf (que cumplió 50 años el año pasado) porque nos debíamos a la zona norte que, con su crecimiento, es uno de los puntos más interesantes de la ciudad”, señala Marcos Malbrán, director general de Casa FOA.

Un rasgo notorio de esta edición, que tiene 45 espacios repartidos en 6110 m2, es la acentuada presencia del paisaje tanto en los sitios planificados expresamente por la organización como en la incorporación en el diseño de los espacios. Gracias a eso, Casa FOA pudo recuperar su tradicional premio de Paisajismo.

“El recorrido de esta muestra se descubre transitando entre patios de diversas escalas. Un poco lo que buscamos es que vayan apareciendo distintas situaciones”, explica Catalina Ulloa, arquitecta responsable del masterplan de Casa FOA.

Y añade sobre la conexión con la historia del lugar: “Cuando vemos la totalidad del edificio, notamos que tiene edificaciones de distintas etapas: el colegio con sus patios, más racionalista, y la casona con el algarrobo de 350 años. Alrededor de él pasaron muchísimas cosas”, anticipa subrayando el diálogo entre interior y exterior, que será el hilo conductor del recorrido.

Cocina con comedor, por Lucía Vucovich, Marcelo Palmero y Ángel Vucovich.Cocina con comedor, por Lucía Vucovich, Marcelo Palmero y Ángel Vucovich.

Pero también, adelantando que ese árbol ubicado en el corazón geográfico-técnico de la muestra fue testigo del patrimonio y lo será de su evolución.

Otra característica particular de esta edición es cómo los espacios se impregnaron del color local, de la memoria del lugar y de la propia historia de sus autores.

Por un lado, la materialidad del colegio, con su impronta ladrillera tan característica de Córdoba, se integra de manera natural en las propuestas. En algunas hay una búsqueda por reinterpretar la tradición constructiva y la estética local desde una perspectiva actual. También, por incorporar elementos autóctonos, artesanías y arte de la región.

Por otro lado, la evidente y declamada autorreferencialidad en el storytelling. Esta dosis extra de carga personal que se respira en los espacios enriquece los planteos, dotándolos de sensibilidad a la hora de darles forma.

La Cocina de encuentro, de Verónica Jijena Sánchez y Santiago Carot.La Cocina de encuentro, de Verónica Jijena Sánchez y Santiago Carot.

La organización del evento no estuvo exenta de desafíos. La frase “tuvimos poco tiempo” o el murmullo sobre “qué pasó que varios no terminaron” sobrevolaron la atmósfera de la jornada inaugural, sugiriendo contratiempos en la ejecución de algunos espacios.

Aunque esto no opaca el esfuerzo general y la calidad de las propuestas presentadas, que cada vez suben más la vara de la apuesta planteada por la organización. Incluso, en los planteos de la nueva generación y de quienes se presentaron por primera vez.

La casona es el núcleo, la que une dos mundos. Todo sucede y surge alrededor de la casona y del árbol histórico”, retoma Ulloa para enfatizar el elemento que articula espacialmente la muestra.

También resalta la readecuación de espacios preexistentes, como las aulas, la biblioteca y la cancha de basquet transformadas en studio, auditorio o coworking, respectivamente.

Estar, diseñado por Florencia Berretta Salcedo y Federico Conti.Estar, diseñado por Florencia Berretta Salcedo y Federico Conti.

Enrique Maluf, desarrollador del proyecto Academia Village, también se enfocó en el rescate de elementos patrimoniales clave. Su proyecto de 300 unidades en el predio del antiguo colegio busca revitalizar la zona.

Si bien contó que demolerán casi todo ese edificio, la decisión de conservar la casona, la biblioteca y el algarrobo como hitos históricos da cuenta de la voluntad de honrar el pasado mientras se construye el futuro.

Entre abejas y libros

El arquitecto y artista plástico Martín Enricci aborda la premisa de esta edición con una visión muy personal. “El patrimonio tiene que existir siempre y hoy en día muchos no quieren conservarlo porque es caro, porque le gusta a pocas personas”, puntualiza desde el centro de su Auditorio by Alba, el Espacio N°42 que se llevó el premio mayor.

La antigua biblioteca del colegio es el Auditorio diseñado por Martín Enricci.La antigua biblioteca del colegio es el Auditorio diseñado por Martín Enricci.

“Esto era la biblioteca del colegio. Miles de estudiantes recuerdan este espacio como el lugar donde venían a leer, a hacer teatro, a música o a bajar por esta escalera como si fuese un tobogán”, rememora.

Como premisa, antes de “darle una vuelta de rosca al proceso creativo”, se concentró en la reutilización de materiales. “Siempre tratamos de usar la menor cantidad posible de material nuevo. Y si lo hacemos, se tiene que conservar en el lugar y que no vaya a la basura. En este caso, desarmamos por completo y se reamó a criterio nuestro”, sostiene.

“Cuando vine a ver el espacio, me imaginé claramente que la persona que hizo este edificio estaba enamorado de Wright como yo, que es petiso como yo y que ama Japón como yo”, suelta con una risita. Y agrega: “lo vi y me imaginé la biblioteca pero también, un panal de abejas. Fui apicultor mientras estudiaba. Y las abejas son fundamentales en nuestra vida”.

Una metáfora representada por 750 piezas cerámicas.Una metáfora representada por 750 piezas cerámicas.

Así fue que Enricci sustituyó los libros por 750 piezas circulares de cerámica que quieren ser huevos o “futuras generaciones de abejas que van a ir manteniendo y custodiando lo que hay que custodiar”.

Ahí se entiende la presencia de Alba como sponsor del espacio, con su amarillo especial denominado “curry dorado”. Pero el arquitecto expandió el color del año, trabajando con 35 colores de esa paleta. “El color va degradándose o saturándose, yendo hacia colores más luminosos para hacer la composición en todo el perímetro del auditorio.

Y además hay todo un correlato entre el color amarillo y la luz, los libros como ideas que iluminan, el color del optimismo también”, agrega Virginia Domínguez, especialista en Color de Alba Pinturas para Akzonobel Argentina, también presente en el Auditorio.

La luz se convierte en un elemento central, emanando de los anaqueles en consonancia con la idea de que “los libros son los que iluminan a la gente”. Domínguez agrega que se priorizó luz indirecta, creando un ambiente visualmente armónico.

“La iluminación se pensó junto con el diseño con la idea de recrear el espíritu de la biblioteca y honrar su espacio mediante un clima silencioso y cálido, como un templo oriental en el que se combina las superficies transiluminadas y los fuertes claroscuros de las obras”, suma Verónica Damonte, la arquitecta que asesoró en la materia.

Enricci también describe los bancos, la materialidad del piso y el techo para, finalmente, pronunciarse por el uso del Auditorio como espacio abierto para la cultura y el arte de la zona, casi como un alegato para que la función trascienda la muestra. “En esta zona hay muchos espacios comerciales y casi nada cultural. Ojalá podamos custodiar este espacio como las abejas al panal”.

El rincón del coleccionista

El Espacio N°21 – Studio materializa la colaboración entrañable de los arquitectos José Luis Lorenzo, Freddy Giunta, Patricio Calderón Rojas y la ingeniera María Giunta.

“Esta participación representó un gran desafío porque hacía mucho tiempo que no trabajábamos juntos y fue como traer ese tiempo pero con nuevas visiones”, describe Lorenzo conmovido por estrenar este rol en Casa FOA (en la primera edición federal había sido jurado) y por revivir una conexión creativa con sus amigos.

El Studio, Espacio N° 21, se quedó con la Medalla de Plata.El Studio, Espacio N° 21, se quedó con la Medalla de Plata.

“Este es un espacio para un coleccionista que podría ser yo… Es un espacio para el disfrute. Elegimos este azul profundo total porque permite estar horas acá sentado, mirando el arte que te rodea, leyendo o relajándote”, dice sobre la génesis del lugar y sobre la elección cromática que tiñe paredes y techo, funcionando como telón de fondo para la colección artística y el equipamiento.

En sintonía con la temática, el grupo optó por una reinterpretación: “Hicimos un montaje hipercontemporáneo del arte, en donde la moldura es un complemento que aparece y desaparece detrás de cada obra, en donde no nos atamos a nada”.

Esa libertad creativa permitió poner en valor el patrimonio artístico donde confluyen artistas cordobeses de distintas generaciones y de otras provincias. “Todo esto es parte de mi patrimonio”, comparte Lorenzo, exaltando la conexión íntima con las piezas que trajo de su propia casa.

El proyecto es de María Giunta, José Luis Lorenzo, Patricio Calderón Rojas y Freddy Giunta.El proyecto es de María Giunta, José Luis Lorenzo, Patricio Calderón Rojas y Freddy Giunta.

De este modo, el espacio también cumple una función social que es la de llevar del ámbito privado obras de gran valor cultural para ponerlas a disposición del público, convirtiendo el studio más que en el refugio del coleccionista, en un museo.

Que la muestra sea en el excolegio añade una capa más de significado personal para Lorenzo: “Este espacio para mí también tiene mucho sentido. Aquí estudiaron mis sobrinos y este lugar, particularmente, fue el aula de segundo grado de inglés”.

Finalmente, reflexiona sobre la naturaleza de la propuesta, siendo él mismo arquitecto y comitente pero, sobre todo, como testigo de la amistad, la historia y la pasión por el arte.

Abrazo a la tierra que nos recibió

“Trabajamos para una pareja adulta cuyos hijos ya se independizaron y este es su refugio de paz. Está trabajado en una caja monocromática, tan distintivo de nuestros estudio”, cuenta Mariana Caruncho acerca del Loft en el Espacio N°19, que diseñó con Marta Moraschi, su madre y socia.

Marta Moraschi y Mariana Caruncho apelaron a la memoria emotiva.Marta Moraschi y Mariana Caruncho apelaron a la memoria emotiva.

En este espacio, “Patrimonio y Evolución” se traduce en un agradecimiento a Córdoba: “Quisimos también honrar y abrazar muy fuerte a la provincia que nos acogió. Yo volví a echar raíces acá”.

Cada detalle evoca este lugar de pertenencia: la mesa ladrillera, la isla que recuerda las estancias jesuíticas, los almohadones con fauna local, la escultura de Rodrigo Schiavoni hecha con cenizas de los incendios, las envolventes curvas remiten a las sierras y una obra con ladrillos Palmar homenajea a la industria local.

El Loft, en el Espacio N° 19.El Loft, en el Espacio N° 19.

Este espacio que para Caruncho simboliza su arraigo busca también generar un sentimiento de hogar. En el exterior, el ginkgo biloba marida con una escultura llamada El abrazo. “Cuando iba diseñando, imaginé a mis padres viviendo acá. Y mi papá dijo que viviría aquí, así que mi misión está lograda”.

Coworking mirando al algarrobo

El estudio Echaniz Gallo y Hause Möbel presentan Q-Work, un coworking que revela las tendencias en espacios de trabajo e integra tecnología y confort acústico. Partiendo de una caja multifuncional con áreas colaborativas e íntimas, jerarquizaron los distintos sectores.

El Espacio N° 22, Coworking.El Espacio N° 22, Coworking.

“En el centro, una especie de living un print point, un coffee point, una barra para trabajo más colaborativo, un área de gradas y, en los laterales, ubicamos las actividades que requieren más intimidad”, describe Echaniz, señalando cómo bajaron los techos en esa última zona para generar privacidad. Del otro lado, más social, una pared que invita a ser intervenida con stickers y un área de lockers.

La conexión con el patrimonio la pensaron mediante la apertura visual al algarrobo. “Estaba totalmente cerrado. Propusimos vidriar el pasillo y generar una gran ventana hacia el patio para permitir el ingreso de la naturaleza”, completa Gallo.

“El verde es un color que queríamos incorporar. Es desafiante para oficina, pero también habla de la calma, de la armonía”, suma Soledad Milajer, directora comercial de Hause Möbel, que en esta edición presenta varios productos.

La propuesta de Flavia Echaniz y Guillermo Gallo y Hause Möbel.La propuesta de Flavia Echaniz y Guillermo Gallo y Hause Möbel.

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