Viajó desde Salto, su ciudad natal, a uno de los campos que produce agricultura, ubicado en Roberto Cano, partido de Rojas. Llegó junto a su hijo Mateo, cerca de las 10 hs.
Allí, en la casilla, lo esperaban los empleados.Tomó mates y rápidamente se fue a la cosechadora que ya había sido limpiada. Se subió a una de las dos que estaban ubicadas en un lote lindero al que iba a ser cosechado mientras que su hijo tomó el control de uno de los tractores que llevaban la tolva.
Con retraso por el clima, tras las últimas lluvias, estaba cerrando la campaña de soja de primera y luego esperaba continuar con la recolección de la soja de segunda.

Encendió la cosechadora, y aceleró para dirigirse al lote a cosechar. Maniobró tanto la máquina como el cabezal sobre una tranquera de dimensiones más pequeña para poder ingresar al área.
“Aprendí a manejar en el campo”, se confiesa ni más n menos que Guillermo Ortelli, el heptacampeón de Turismo Carretera, quien recibió a Clarín Rural en plena trilla de la oleaginosa.
Actualmente, tras el retiro, vive en el campo, situado muy cerca de la ciudad de Salto, y su actividad principal está ligada a las actividades agropecuarias. De todas maneras, sigue ligado al TC en un nuevo rol en el equipo de Canning Motorsports.

Pyme familiar
Hugo, su papá, le transmitió a Guillermo sus dos pasiones: el campo y el automovilismo. Y lo siguió al pié de la letra.
Guillermo comenzó desde muy chico a ir al establecimiento de su papá y de su su abuelo, que ya se dedicaban a la producción agropecuaria. “Estaba terminando el colegio y todas las tardes me iba con él al campo y de hecho, ahí aprendí a manejar”, recordó.
Ahora, las riendas de la empresa familiar la tomaron Guillermo y sus tres hermanos dándole su impronta y agrandándose en superficie: Silvia (la más grande), le sigue Marcelo, Gustavo y Guillermo, quien es el más chico. Trabajan en campos propios principalmente (la mayoría situados en el noroeste de la provincia de Buenos Aires) y también arriendan por esa zona.

La producción agrícola se basa en los cultivos tradicionales: soja, trigo y maíz. De vez en cuando suman arveja «siempre buscando mantener la rotación». También hacen ganadería «pese a que no es una zona típica» para la actividad: tienen vacas de cría y recientemente sumaron el engorde. Y tienen maquinaria propia para realizar todas las labores.
Gustavo es el encargado de la agricultura y de la administración. Marcelo también ayuda en la administración y se encarga de la parte ganadera. Silvia le alquila su parte a los hermanos y Guillermo acompaña en todas las tareas y se pone al frente de la cosechadora a la hora de la trilla.
“Me gusta cosechar… siempre la actividad del agro me gustó, me encanta. Disfruto esto, se me pasan las horas acá arriba”, contó mientras va de un lado del otro del lote de soja con la cosechadora.
En época de cosecha pasa sus días manejando la cosechadora. Empieza muy temprano, cuando el clima lo permite, y finaliza de noche. Incluso, hubo jornadas que terminó cerca de la medianoche. “Nos vamos haciendo relevo. Prácticamente, lo que es cosechadora y tractores no paran”, contó.
«Para todo agropecuario, la cosecha es el mayor disfrute. más si los rindes funcionan bien. Me gusta andar mucho e ir viendo. Uno lleva en la cosechadora la misma concentración que llevaba en el auto«, consideró.
Al respecto, hizo un paralelismo de lo que era el campo cuando iba de chico junto a su padre y los cambios que se produjeron en este nuevo milenio. «El adelanto tecnológico fue impresionante. Estábamos apurados cuando éramos chicos que termine el colegio para poder subirnos al tractor, que era sin cabina. No había tolvas autodescargables como hay ahora, como las de Akron. Es un placer hoy poder estar arriba de la máquina. Lo que se ha ganado en tiempo es realmente impresionante gracias al avance de la tecnología en el campo», describió.

Su hijo Mateo, de 21 años, lo acompaña en las tareas mientras cursa la carrera de Administración Agraria. “Son ideas nuevas, como me pasó en su momento a nosotros con mis padres. Voy dándole lugar para que vaya haciendo su camino e innovando. Por supuesto, tratando de respaldarlo y si ves que se va a chocar contra una pared, tratar de de rescatarlo antes», apuntó.
Y los sobrinos de Guillermo también están en situaciones similares con intenciones de ingresar a la empresa familiar.
«Haciendo un paralelismo con el automovilismo, siempre buscamos tener un gran equipos. Esa es la clave», sintetizó.
Ser piloto
Su papá Hugo también le trasmitió su pasión por el automovilismo. Él participaba de algunos equipos que había en su momento en Salto. Y además, Guillermo tenía dos primos que también corrían en karting.
“Siempre tuve la curiosidad de querer correr y lo jodí tanto a mi viejo que hasta algún día me compró el karting. Y ahí arranqué”, relató. «Obviamente, cuando arrancás, lo hacés como un juego, jugando a las carreras. Y de repente, hoy terminada ya mi carrera, te vas dando cuenta de cómo vas saltando etapas, cómo te vas planteando nuevos objetivos, nuevas metas y la realidad es que cuando arranqué, jamás me imaginé que íbamos a llegar donde se llegó», analizó.
Ortelli tiene 7 campeonatos de Turismo Carretera, la competición automovilística más popular en Argentina. Fueron en 1998, 2000, 2001, 2002, 2008, 2011 y 2016, sólo superado por los 9 títulos de Juan Gálvez. Corrió 408 carreras en el TC, convirtiéndose en el piloto con más carreras que tiene en la categoría. Y recién ahora, «está cayendo» de todo lo que consiguió.

“Hoy miro un poco más eso. Estando en actividad, nunca fui de ser estadístico. Siempre fui viviendo el día a día, terminaba un año y quería ganar el que viene, terminaba una carrera y quería ganar la que sigue. Siempre viví más eso, más el día a día. Las ganas y el deseo de estar todo el día en competencia. Hoy, ya desde otro lado, desde otra óptica, disfruto y le doy quizás hasta más valor”, afirmó.
Más allá de que está abocado 100% al campo, Guillermo sigue ligado al TC. Trabaja en Canning Motorsports (la fusión entre JP Carrera y Las Toscas Racing) que para él el equipo es su «familia» en un nuevo rol que es «marcarle el camino a los pilotos más jóvenes».
“Genero un vínculo, entre el piloto y el técnico. Soy el nexo. Como muchas veces estuve y viví muchas situaciones arriba del auto, trato de interpretar la necesidad que el piloto tenga más allá de que se la transmita el técnico. Como estuve arriba y quizás el técnico no, intento ayudarlo técnico a poder resolver mejor el problema”, definió.
La importancia del campo
“El campo es el motor del país. No tengo dudas. Creo que para el que no es del agro tiene una fantasía en cuanto a la rentabilidad y demás por no conocer bien. Y lo que realmente pasa es que la rentabilidad es escasísima», aclaró mientras la cosechadora seguía avanzando y los rindes eran mejor de lo que esperaban en un primer momento por la sequía uy las altas temperaturas que afectaron en enero.
«Todo el mundo dice que por ahí el del agro siempre se queja porque estamos siempre mirando para arriba. Estamos siempre con un montón de cosas y estamos siempre con lo justo. No te podés equivocar en nada porque patinas”, admitió sobre la actualidad del negocio agrícola.

Una vez que se retiró, analizó varias alternativas para invertir, pero se decidió seguir apostando al campo. “Desde chiquito mamó esto, es como que lo conoce un poco más”, indicó.
Empezó a invertir más en el negocio agropecuario cuando corría y empezó a ganar sus “primeros pesos” con el automovilismo. “Todo lo que me dio para invertir, lo invertí en el campo. Invertí fundamentalmente en tierras y hoy en día está tratando de incursionar un poco más en lo que es maquinaria”, detalló.
Con respecto al futuro, no duda en seguir en la actividad agropecuaria viviendo en su propio campo. “Tengo una familia a la cual le gusta también. No a todo el mundo le gusta vivir en el campo, más allá de que le guste el campo para trabajar. A nosotros nos gusta, tanto a mi señora como a mí, como a Mateo, nos encanta y estamos felices y creemos que todo lo que apuntamos tiene que ver con el campo”.
Su pasión por los caballos
“Es algo que nos atrapó y lo disfruto mucho”. Guillermo narró que tiene una atracción por los caballos y, sobre todo, los criollos. “Siempre nos gustó andar a caballo a mí y a mis hermanos, pero nunca pensamos empezar a criar”, confesó.
“Don Segundo” se llama la cabaña de caballos criollos que armó al lado de su casa donde vive actualmente, en Salto. Este tipo de raza compite en pruebas funcionales y hace un montón de disciplinas, como rodeo, freno de oro, aparte campero, por nombrar algunas de las pruebas que participa. “Lo vivimos con una adrenalina terrible”, admitió Guillermo.

“Se busca mucho el cruzamiento de sangre para distintas disciplinas. Lo hacemos a nuestro nivel, no como los grandes criadores que hay de la raza, es algo mucho más chico. Los caballos son para nosotros y lo disfrutamos mucho. Vendemos algo porque en algún momento no podemos usar todo”, indicó.
A propósito, contó una anécdota que lo talla lo que ahora es su pasión tras el retiro como piloto. “De hecho, donde vivo tengo todo armado en función de lo que es el caballo. Alguna vez me imaginaba que en mi casa iba a armar una pista de karting”, contó.
Guillermo practica paleteada, donde cada uno debe dirigir al ganado vacuno hacia un punto específico utilizando la paleta de su caballo. Además, hace aparte campero, una disciplina “que es muy familiar” en la cual hay vacas en un corral y hay que separarlas de esas y encerrarlas en otro corral.
Después, realiza freno de oro donde el caballo muestra todas sus condiciones de raza criolla en cuanto a todo lo que puede hacer en el campo.

Esas disciplinas tienen campeonatos y vas clasificando para la final que se hace en Palermo o algún otro lugar del país.
“Hemos llegado a las finales pero no ganamos ningún campeonato. No bajo los brazos, recién estamos comenzando”, dijo.
La campaña actual
Cuando recibió a este diario, Guillermo estaba terminando de cosechar la soja de primera, que rindió 45 quintales, muy por encima de lo que estimaban en un primer momento tras el impacto de la falta de lluvias y altas temperaturas en enero.
En estos días estaba por concluir de cosechar la soja de segunda, que fue más afectada, sobre todo a la hora de la siembra, ya que hubo muchas que no nacieron y otra parte que se tuvo que resembrar. “Obviamente que ya va a haber una merma. Vamos a estar por debajo de lo normal, pero algo se ha recuperado debido a las últimas lluvias que cayeron”, sostuvo.
En esta campaña, la cosecha de maíz fue mala ya que la seca maltrató mucho al cereal. Normalmente, en esa zona los maíces rinden 110 a 120 quítales y este año tuvieron entre 70 y 80 quintales. “Estuvo muy por debajo de de la expectativa “