Son cerca de 800 años los que ya suma la Hermandad de la Sangre de Cristo, una institución que, desde al menos 1286, se encarga de recoger, por mandato judicial, los cadáveres de personas que han fallecido en la ciudad española de Zaragoza, ya sea por accidente, homicidio o causas naturales.
«Es la obra social más antigua del mundo que, de forma ininterrumpida, sigue estando», explica el historiador, periodista y responsable de comunicación de la cofradía, Nacho Navarro.
De hecho, tiene orígenes inciertos y la primera noticia que se tiene es de 1286, es decir, que ya atesora al menos 739 años de una historia que podría remontarse incluso a tiempos anteriores.
Actualmente, se mantiene con 48 hermanos más dos aspirantes y cuatro empleados.
Todos ellos desempeñan sus funciones con normas bien definidas y formación específica que reciben de los bomberos y los agentes de seguridad de la Guardia Civil.
Porque el trabajo de la Sangre de Cristo, como explica el hermano Perico Traid, comienza con una llamada del juzgado de guardia para que se vaya a recoger un cadáver.
VIDEO | La hermandad de La Sangre de Cristo, en Zaragoza, recoge los cadáveres de las personas fallecidas en la ciudad por mandato judicial. Una tradición que se da desde hace ocho siglos. pic.twitter.com/zv6q1IHirf
— EFE Noticias (@EFEnoticias) May 20, 2025
Los casos en los que interviene son varios: puede ser el escenario de un crimen, pero también cuando se produce un deceso en soledad, un suicidio o un accidente, entre otras circunstancias.
Una vez en el lugar, levantan el cuerpo, lo precintan y lo trasladan hasta las instalaciones del Instituto de Medicina Legal y se hacen responsables de la trazabilidad y cadena de custodia que marca el procedimiento judicial. «Ahí acaba nuestra labor», resume Traid.
En 2024 prestaron 500 de estos servicios y son ya 250 los cadáveres recogidos en lo que va de este año, añade.
Su forma de hacerlo se ajusta al protocolo de actuación suscrito en 2010 con el Gobierno de la región de Aragón, después de que esta institución quisiera sacar a concurso público el servicio de recogida, algo que encontró una fuerte oposición popular.
La hermandad ha sido testigo de sucesos históricos como la ejecución del justicia (magistrado supremo) del antiguo reino medieval de Aragón Juan de Lanuza, del que además custodia sus restos.
Y, en la época actual, del atentado de la casa cuartel de la Guardia Civil cometido por la banda terrorista ETA en 1987, con el resultado de once personas asesinadas y 88 heridos.
Más recientemente, Traid recuerda momentos «muy duros» como los de la pandemia: «La velocidad de las defunciones era superior a nuestra capacidad». Aunque también destaca la solidaridad de la sociedad.
Por eso, para esta labor, no sirve cualquiera y los miembros de la hermandad saben enfrentarse a situaciones complicadas, como el escenario de un crimen. Sin embargo, hay casos que también marcan, como la muerte de un niño.
La Sangre de Cristo, como dicen sus estatutos, no puede superar los cincuenta miembros y el procedimiento para ingresar también hunde sus raíces en la tradición.
Todo aspirante debe contar con el aval de los hermanos y pasar un periodo de prueba de un mínimo de seis meses.
Después, los hermanos votarán con el sistema de fabeación, un antiguo método aragonés de bolas negras y blancas (en su origen, habas de esos colores) para decidir si el aspirante puede formar parte de la cofradía, la más antigua de Zaragoza.