miércoles, mayo 21, 2025

La crisis de Boca: licencia de una semana al plantel y Riquelme envuelto en un laberinto sin DT del que no sabe cómo salir

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El mate que se sirve Juan Román Riquelme es amargo y ya parece un acto reflejo ante la adversidad. La imagen que se observó en el final del partido, mientras los jugadores tiraban desesperantes centros para su arquero Agustín Marchesín, se repite cada vez que el equipo recibe un gol. El presidente se traga los problemas y luce imperturbable hacia afuera, pero nadie puede creer que no haya preocupaciones en su cabeza. Con Boca eliminado de la Libertadores y afuera del Torneo Apertura, y a menos de un mes para debutar en el Mundial de Clubes, el ídolo no sólo está manchando el póster; además, se quedó sin el Plan A para suceder a Fernando Gago, reemplazado interinamente por un desorientado Mariano Herrón.

Gabriel Milito no dirigirá Boca. Había sido el primer nombre que circuló con el despido de Pintita todavía fresco después de la derrota el Superclásico. El técnico que llevó a Atlético Mineiro a la final de la Copa Libertadores -perdió 3 a 1 ante Botafogo en el Monumental- avisó que no aceptaría reuniones con Riquelme. Según le confiaron a Clarín en el círculo íntimo del entrenador, mucho tuvo que ver la recepción que tuvo entre los hinchas de Independiente. Y el deseo, a futuro, es seguir el camino de su hermano, hoy presidente de Racing. Sí, a Gaby le gustaría conducir los destinos del Rojo, donde se crió futbolísticamente.

La decisión tiene corte populista, pero no deja de ser el principal motivo. No es el único, claro. Milito también esperó un llamado que nunca llegó, más allá de que los satélites de Román dijeron que lo hizo durante este fin de semana. Además, el entrenador considera que el dirigente especuló con su apellido, ganando tiempo con Herrón. Aunque, a la vista de los resultados y el nivel que mostró el equipo en cuatro partidos, el mandamás azul y oro terminó regalando días decisivos. Y aunque para el interino su tarea no fue “un fracaso”, la realidad es que no cumplió con los objetivos.

Su prestación fue lamentable. Y su autoridad pareció socavada no solo por la inmediata presencia de Alan Velasco, el favorito de Román, quien renegaba porque Gago no lo ponía de entrada en sus últimos partidos; también, por esa imagen que se vio por televisión, con Edinson Cavani dando indicaciones en el banco de suplentes, casi como un ayudante de campo. Los ingresos del uruguayo y de Ander Herrera, que venían de un mes inactivos por lesión, terminaron por derrumbar el equipo. También, la salida de Milton Delgado, el mejor en la noche del lunes. Nadie entendió sus variantes, que terminaron favoreciendo a Independiente.

¿Qué otros nombres hay para sentarse en el banco? Gustavo Quinteros apareció en el radar como una segunda opción. El técnico campeón con Vélez fue echado de Gremio y está disponible. Lo hizo saber a través de su entorno. Tampoco fue llamado por Riquelme y ahora mismo, con Jorge Almirón de salida, está en el radar de Colo Colo, donde el santafesino de 60 años ganó cuatro títulos entre 2021 y 2023.

El Kily González es otra alternativa, pese a que hace un mes corría de atrás cuando dejó Unión de Santa Fe. Conoce el paño azul y oro, tiene una buena relación con Riquelme y ya se expresó con deseos de dirigir uno de los clubes más grandes del país.

Y una vez más, en el medio del incendio, por la mañana volvió a lanzarse el nombre de Gerardo Martino, que no trabaja desde noviembre del año pasado, cuando dejó Inter Miami. El Tata es un hombre que evalúa proyectos, que no toma decisiones apresuradas y faltan 26 días para el debut en el Mundial de Clubes ante Benfica de Portugal en Miami.

La presión empieza a rodear a Riquelme con mayor intensidad. El Cabildo Abierto ante Lanús, que se transformó en aliento y acompañamiento hasta que se consumó la caída ante Independiente y volvió el “que se vayan todos”, exige respuestas inmediatas. El hincha le apunta a la “Comisión”, pero el mensaje tiene un claro destinatario. Y las últimas declaraciones del presidente en el Consejo de Conmebol que se realizó en Asunción, dispararon indignación. “Que la gente disfrute y que no se deje llenar la cabeza”, dijo entre sonrisas, como si no comprendiera (o no quisiera comprender) el contexto.

Desde que asumió la presidencia en diciembre de 2023, Boca no logró competir en la Libertadores. Quedó afuera en 2024 y se tuvo que conformar con participar de la Sudamericana, torneo del que se fue muy rápido, en los octavos de final ante Cruzeiro, y no pasó la fase 2 ante Alianza Lima en un ida y vuelta que se terminó en la Bombonera.

Además, ganó 4 de 11 clásicos, uno solo de cuatro duelos ante River. Y mucho peor: no pudo ser campeón, algo que el equipo logró media docena de veces mientras Jorge Amor Ameal ocupó el rol de presidente y Román fue el vice. La gestión del fútbol, matizada por algunos logros en los deportes amateurs, es paupérrima.

Los jugadores también arrastran a Román. A fin de cuentas, fue quien los eligió. Y también ellos, que no rinden en la cancha, son blanco de los reproches. En la madrugada del martes, cuando el plantel regresó a la concentración del hotel Intercontinental, fue recibido con insultos, algo que se reprodujo en las tribunas con la excepción de La Doce. La decisión del cuerpo técnico, validada con el Consejo de Fútbol, fue licenciarlos por una semana, hasta el próximo martes.

La barra brava no se movió del “movete, xeneize, movete” e intentó tapar la indignación de la mayoría con el «aunque ganes o pierdas”. Señal de apoyo oficialista. Claro, los hinchas genuinos no comen vidrio. La triste realidad de Boca es imposible de maquillar.

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