El Premier Padel Tour desembarca nuevamente en Argentina para el P1 de Buenos Aires, que se disputará entre el lunes y el domingo de la próxima semana en el estadio Mary Terán de Weiss de Parque Roca. El torneo, perteneciente a la segunda categoría en importancia del circuito, tendrá a varios argentinos como grandes candidatos al título, entre ellos, Federico Chingotto. El olavarriense de 28 años buscará un nuevo trofeo junto a su compañero español Alejandro Galán, con quien comparte el tercer escalón del ranking mundial, y tiene una ilusión enorme de volver a jugar frente a su familia y sus amigos, quienes fueron clave para que él llegara al máximo nivel de un deporte que lo atrapó cuando era muy chiquito.
«Creo que todos esperamos este torneo. Especialmente porque pueden venir familia, amigos y conocidos vernos. En mi caso, ellos sacrificaron mucho para que yo esté hoy en el mejor circuito del mundo», comentó Chingotto en una charla con un pequeño grupo de medios de la que participó Clarín.
Fede nació hace 28 años en Olavarría en una familia apasionada por el pádel. «Siempre estuve muy cerca de una cancha. A los 5 me anotaron en una escuelita de menores y empecé con mi primer entrenador, José Armendano. Él me llevó después al tenis, que jugué por tres años, pero siempre mi corazón lo tuvo el pádel», contó el bonaerense, que construyó su carrera con muchísimo esfuerzo propio y de todo su entorno.
Sus padres Sandra y Fernando sacrificaron mucho para que él pudiera viajar a competir y hacían rifas para recaudar plata para pagar los viajes. Sus amigos y conocidos ayudaban también con lo que podían. Y más de una vez, Fede llegaba a los torneos sin mucha anticipación y hasta dormía alguna noche en su auto para ahorrarse el costo de una habitación de hotel.
«El camino fue duro. Vengo de una familia humilde, nunca me faltó nada pero sí nos costaba mucho el tema de la economía para los torneos. Entrenaba siempre en Bolívar, a 100 kilómetros de Olavarría y tenía que viajar. Fue siempre un poco sacrificado. Hoy estoy viviendo un sueño, porque salir de mi ciudad y ahora estar en el mejor circuito del mundo o ver a mis padres en el palco viéndome jugar una semifinal o una final… Con eso ya gané», recordó.

Las dificultades no lo desanimaron. Él sabía que el pádel era su camino. Tanto, que días antes de su 11° cumpleaños no dudó en cambiar el festejo por la invitación de la Asociación de Pádel de Argentina para disputar el selectivo de menores. Tuvo que elegir porque no podían costear las dos cosas. Y a los 18 hizo una apuesta grande: se mudó a España, uno de los centros de pádel más importantes del mundo, para enfocarse de lleno en su carrera profesional. Aunque le tocó armarse de paciencia, porque los éxitos no llegaron rápido.
En sus primeros años formó pareja con Juan Tello, también argentino. Juntos ganaron el Open de Las Rozas en 2020. En 2022 jugó algunos meses con el español Javier Garrido y luego con Francisco Paquito Navarro, con quien conquistó el Masters Final de 2023 en Barcelona. Y en marzo del año pasado, recibió un llamado que le cambió la carrera, el de Galán, ex número 1 del mundo que le propuso asociarse.
El clic de 2024
La nueva dupla debutó en la cuarta cita del calendario y los grandes resultados llegaron enseguida. Jugaron 15 finales en la temporada y ganaron cinco títulos, Bruselas, Sevilla, Mar del Plata, el Major de Italia, en Roma, y Génova. Y llegaron a pelearle la cima del ranking al argentino Agustín Tapia y al español Arturo Coello. Además, Fede le puso el broche de oro a su 2024 al gritar campeón en el Mundial de Doha con el seleccionado celeste y blanco que derrotó 2 a 1 a España en la final.
En este 2025, Chingotto y Galán -que juegan esta semana en Asunción- llevan ganados dos títulos (Miami y Santiago de Chile) y disputadas otras dos finales (el Masters de Doha y Bruselas).
Así, de un momento para otro, Fede pasó de ser un buen jugador más del circuito a uno de los grandes protagonistas. Y con el favoritismo, los títulos y la mayor exposición, creció la presión. Pero él intenta mantener la cabeza despejada para no perder la chance de disfrutar.
«Cuando hay marcas de por medio, contratos y demás, la diversión se va bastante. Hay una presión extra, porque es tu trabajo y el de enfrente te lo quiere sacar. Tratamos de llevarlo de la mejor manera. Yo siempre digo que es como cuando vas a dar una prueba, si estudiaste estás tranquilo. Acá es igual, si entrenaste e hiciste las cosas bien, estás tranquilo y estás preparado. Confiamos cien por ciento en el trabajo de todo el equipo», comentó.
«A esta altura es fundamental el tema de la psicología y el apoyo de todo el equipo. Son las patas de tu mesa. Cuando la estructura está bien, todo va más aceitado y estás más relajado. Pero siempre hay nervios, miedo y tensión. Y a veces por la vorágine del día a día y por la presión con la que jugamos, no nos damos cuenta de lo que estamos logrando. A veces perder en octavos o en cuartos es una catástrofe para nosotros y hay gente que moriría por jugar un cuadro final de Premier. Cuando te ponés eso en la cabeza, te das cuenta de que esto sigue siendo un juego y hay que disfrutarlo», reflexionó.
La vida nómade del jugador de pádel, viajando de un torneo a otro semana a semana (muy parecida a la del tenista profesional), también hace que sea más difícil disfrutar.
«Creo que el año pasado estuve dos meses y medio o tres en mi casa. Tuve la suerte que jugué muchas finales y me quedaba hasta el último día del torneo. Y de ahí directamente, al siguiente. Estamos acostumbrados a vivir en hoteles. Estás con la valija siempre llena. El día a día nuestro es entrenar, no tenemos muchas horas libres. Estamos todo el día dentro de la cancha y a veces se nos hace duro», comentó.
Aunque aclaró: «Obviamente no me quejo, disfruto mucho mi vida. Soy un agradecido porque estoy viviendo un sueño. Poder viajar a todas partes del mundo, que la gente nos conozca y aportar ese granito de arena al pádel, me llena muchísimo».
La expectativa de Buenos Aires y el objetivo del año
«Estoy con muchas ganas, ojalá que el estadio esté a reventar. Yo siempre destaco el fuego interior que tienen los argentinos, cómo viven el deporte, a corazón abierto, y cómo lo disfrutan en su máxima expresión. Y para nosotros es un gran motor que la gente esté ahí apoyándonos y que disfruten con nosotros», comentó Chingotto sobre el torneo que se disputará la semana que viene en el predio de Villa Soldati.

El bonaerense y su compañero defenderán el título que ganaron el año pasado en Mar del Plata, ciudad que albergó la cita argentina del circuito, al vencer en la final a Tapia y Coello, los números 1, a quienes sueñan con desbancar de la cima del ranking este año.
«Obviamente eso es lo que queremos, pero hay que ir paso a paso porque el circuito está muy parejo. Te pueden matar en casi cualquier ronda y hay que estar súper prendido siempre. Hay muchas parejas muy fuertes que nos pueden pelear los títulos más importantes. Y no nos olvidemos que el año pasado, cuando apretamos a los números 1, sacaron su mejor versión. Es un trabajo largo, un camino largo. Tenemos que ir con calma, pasito a pasito en búsqueda de ese objetivo», aseguró.