La ciencia comprobó desde hace tiempo que, al igual que cualquier otra parte del cuerpo, nuestro cerebro envejece y es bueno tenerlo en cuenta. Sin embargo, un dato que sorprendió a los científicos es cuándo comienza a envejecer.
El envejecimiento del cerebro es un proceso natural que ocurre debido a varios factores internos y externos. A medida que envejecemos, las neuronas pueden comunicarse más lentamente, lo que afecta la agilidad mental y la capacidad de respuesta.
También se produce una pérdida de volumen cerebral, relacionada con la disminución de conexiones neuronales y la pérdida de células en áreas clave responsables de funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje.
La genética juega un papel importante, ya que ciertos genes pueden influir en el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. Además, el estilo de vida, como la actividad física y una dieta equilibrada, puede ayudar a proteger el cerebro contra el estrés oxidativo y la inflamación. También los ejercicios y juegos mentales ayudan a mantener joven y activo el cerebro, tanto como a mejorar la memoria.
Cómo y cuándo comienza a envejecer el cerebro: el dato que sorprendió a los científicos
Según un estudio publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), de un grupo de investigación liderado por la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook, el momento clave para el envejecimiento cerebral se produce durante la mediana edad, entre los 40 y los 60 años.
La investigación fue publicada recientemente y se convirtió en tema de conversación en el ámbito de la neurociencia. El estudio se basó en el análisis de las imágenes de resonancia magnética de más de 19 mil personas, que mostraron cómo el envejecimiento del cerebro no sigue una tendencia constante, sino que está marcado por dos etapas principales: la primera ocurre entre los 44 y 47 años y marca la aparición de las primeras señales, mientras que la segunda ocurre entre los 62 y 67 años, cuando el proceso sufre la mayor aceleración.
Luego hay una tercera etapa, entre las edades de 76 y 90, en cuya desestabilización alcanza su límite máximo y se detiene. Lilianne R. Mujica-Parod, una de las autoras del trabajo manifestó que «el cerebro empieza a tener menos acceso a energía, aunque todavía no hay un daño irreversible», en la primera etapa antes nombrada.
«Es el momento de actuar antes de que sea demasiado tarde”, aseguró, por lo que dejó entender que los tratamientos tempranos y preventivos administrados durante esta ventana crítica podrían evitar o limitar el daño causado por enfermedades neurodegenerativas que pueden surgir más adelante en la vida.
“Lo que vimos fue un punto de quiebre a los 65 años. Hasta ese momento, los cambios son relativamente graduales, pero a partir de ahí, el deterioro se acelera de manera significativa”, señalaron los autores del estudio, realizado por un equipo internacional de neurocientíficos.
Además del volumen cerebral, el estudio también analizó otros indicadores, como la conectividad entre distintas regiones del cerebro y la calidad del flujo sanguíneo cerebral. Los resultados sugieren que no solo se pierde masa cerebral, sino también eficiencia en la forma en que las neuronas se comunican entre sí.
