Cómo mejorar los sistemas de transporte; cómo hacerlos más integrados, inclusivos y eficientes; menos contaminantes; cómo disminuir el impacto que pueden generar efectos disruptivos, como una pandemia o fenómenos meteorológicos extremos. Estos temas, entre muchos otros -por ejemplo, vinculados al transporte marítimo- están en debate en la cumbre mundial que anualmente reúne a ministros y autoridades de transporte en Leipzig, Alemania.
Y aunque Argentina es país miembro de este Foro Internacional de Transporte (ITF, por sus siglas en inglés), este año no tiene representación a través de funcionarios nacionales; tampoco tiene la Ciudad de Buenos Aires, cuyas autoridades vienen de sufrir una dura derrota electoral en las legislativas del pasado fin de semana. Aún pese al anuncio del inicio de obra de la Línea F de subtes; originalmente lanzada allá por 2019 y postergada una decena de veces.
Uno de los temas centrales en el foro es la movilidad eléctrica, un tópico fuertemente impulsado por Chile, que este año ejerce la presidencia. En Sudamérica se ha posicionado como un referente en este tipo de transporte público. Para tener una dimensión: Santiago, su capital, es la ciudad con mayor cantidad de buses eléctricos del mundo, después de las ciudades chinas. Por ejemplo Shenzhen tiene toda su flota de 16.000 buses funcionando a electricidad.
En Buenos Aires este proceso es incipiente: el 7 de mayo comenzaron a funcionar 12 buses eléctricos pequeños, que tienen un recorrido acotado, van y vienen desde Plaza San Martín, en Retiro, a Parque Lezama, en San Telmo. Al menos hasta fin de mes, los viajes se hacen de manera gratuita. Son silenciosos, de andar muy liviano y conducidos por mujeres.
«En estos momentos hay 2.530 buses eléctricos en Santiago. Para fines de este año vamos a llevar la cantidad a 4.400. Los dos primeros buses llegaron a la ciudad en 2017. En 2022 le dimos un gran impulso al incorporar 700 unidades. Una de las claves es no interrumpir el proceso, más allá del cambio de gobierno», dijo el ministro de Transporte y Telecomunicaciones, el ingeniero Juan Carlos Muñoz.
Explicó a los periodistas presentes en el foro que Chile fomenta la participación público – privada en este tipo de procesos: «Por un lado, el Estado pone las condiciones que debe prestar el servicio y las obras en las terminales, no sólo mejorarlas -que quedaron anticuadas- sino también proveer las terminales donde se cargan durante la noche. El privado adquiere los buses y presta el servicio».
Dos datos importantes vinculados a este tipo de movilidad: por un lado, más del 60% de la electricidad que se genera en Chile es renovable, solar en el norte y eólica en el sur. Además, el país posee la mayor mina de cobre del mundo y es el segundo productor de litio, fundamental para la producción de baterías eléctricas, las que requieren este tipo de vehículos.
Argentina se encuentra quinto en este ranking de producción de baterías y tercero en reservas. Lo que también implica un punto a favor al momento de pensar en la expansión de esta red.
Finalmente el ministro -que en la apertura del congreso hasta bailó una cueca sobre el escenario y frente a toda la audiencia- entendió que «una licitación abierta a todos los países y a todas las tecnologías incidió también en el suceso que tuvieron los buses eléctricos en Santiago».
Los primeros colectivos eléctricos son parte del proceso de modernización que encaró la Ciudad, cuando se hizo cargo de las 31 líneas que funcionan sólo en territorio porteño. Se espera que en estos días comience a circular una unidad de prueba, de la línea 44, equipada a gas, el paso previo para la reconversión total a electricidad.
¿Por qué a gas? Por una cuestión de costos. Un colectivo eléctrico tiene un valor de entre U$S 550.000 y U$S 650.000; y no se producen en el país, sino en China. Mientras que un diesel sale menos de U$S 200.000 y los impulsados a gas entre U$S 200.000 y U$S 300.000. El desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta es una noticia positiva en ese sentido.
Otro anuncio que se realizó también durante la campaña por las elecciones legislativas, fue la puesta en funcionamiento de un sistema llamado Trambus. Un transporte que funciona con la lógica de un tranvía, con carriles exclusivos y paradores como los del Metrobus, pero impulsado por electricidad (sin catenarias de alimentación, ni vías). Está en proceso de licitación, ya hay dos corredores previstos y comenzarán a funcionar a mediados de 2026.