Anatoly Moskvin, conocido también como el «coleccionista de muñecas«, conmocionó al mundo con su historia cuando desenterró 29 cadáveres de nenas de entre 3 y 12 años en un cementerio para llevarlos hasta su casa en Nizhni Nóvgorod, en Rusia, donde transformó los restos mortales en réplicas de muñecas con el propósito de revivirlas.
No se trata de la sinopsis de un filme de terror, sino de una historia real y espeluznante que en las últimas horas tuvo un nuevo capítulo: la Justicia de su país resolvió que continúe internado en una clínica psiquiátrica de máxima seguridad, luego de rechazar un pedido de la defensa para que reciba tratamiento ambulatorio, según informó The Sun el último lunes.
El tribunal tomó en cuenta su diagnóstico de esquizofrenia paranoide, los informes médicos que alertan sobre comportamientos preocupantes en su estado actual y el reclamo de los familiares de las víctimas, quienes se opusieron a flexibilizar su internación por temor a que pueda repetir los macabros actos.
Moskvin, un historiador con pasado como traductor para la inteligencia militar del Ejército Rojo, fue arrestado por primera vez en 2011, luego de una investigación de varios meses que se originó por la profanación de tumbas. Cuando la policía allanó el departamento que el ruso compartía con sus padres, descubrieron los cuerpos de 29 niñas momificadas y vestidas.
Después de que se determinara que no estaba en condiciones de ser juzgado, al hombre, que hoy tiene 58 años, se lo trasladó al Instituto Psiquiátrico Forense donde permanece bajo estricta vigilancia desde 2012.
En ese marco, el ruso confesó haber profanado 44 tumbas y además admitió que practicaba magia negra como parte de un ritual, convencido de que la ciencia algún día podría revivir a las víctimas..
«Sentí lástima por las niñas muertas, que aún podrían seguir viviendo, así que las guardé hasta el momento en que la ciencia avanzara y las reviviera», explicó en ese entonces.
También señaló que necesitaba “material biológico para la clonación” y negó tajantemente que sus acciones tuvieran alguna finalidad sexual.
“Ustedes abandonaron a sus hijas en el frío, y yo las traje a casa y las calenté”, declaró Moskvin, ante las familias de las víctimas, quienes lo definieron como un «monstruo».
